El martes 15 de enero, mi amigo Eduardo me comenta que quiere presentarme a alguien. Pocos días después quedamos en una cafetería de la zona, Eduardo, Silvia, servidor y el tal «alguien» llamado Luís González. Hablamos durante un ratazo de relojes y de la vida. De la vida y de relojes. La conversación es tan fluida que los minutos cumplen horas. Como todos los días del mundo Silvia y yo vamos con prisa. Debemos llegar a tiempo para entregar a nuestro courier los envíos del día. Al despedirnos Luís me sugiere la posibilidad de escribir algún artículo para nuestro Blog. «Sería un bombazo» pienso yo, porque solo se necesitan 10 segundos para descubrir que poca gente sabe más de Vintage que Luís. Pero interpreto su idea como un arrebato del buen feeling del momento dándole el mismo crédito que a mi voluntad de dejar de fumar cada 1 de enero. 7 días después recibo un whats que reza: «Hola Sigfrid, soy Luís, que nos presentó el otro día Eduardo… (…). Ya tengo el artículo que te prometí». Palabra de Luís. Amén.
ESCRITO POR
LUÍS GONZÁLEZ
Esta es, amigos y amigas del vintage, una de las preguntas que quitan el sueño a muchos aficionados, arruinan colecciones o evitan que gente potencialmente capaz de apreciar estas pequeñas maravillas del diseño y la micro-ingeniería den la espalda a la compra de relojes antiguos.
Como suele suceder, la respuesta ni es blanca ni negra. Hay argumentos y relojes para todos los gustos y vamos a valorar unos cuantos.
Muchos habremos escuchado a menudo, de boca de aficionados a la relojería en general, que no les gustan los vintage porque… “yo los relojes los tengo para usarlos”. ¿Y? ¿Dónde está escrito que los relojes vintage no se puedan usar, incluso a diario?
A lo largo de mi experiencia viendo pasar relojes me he encontrado de todo: desde el “despreocupao” que suda en el gimnasio y luego se ducha sin quitarse el Rolex Red Submariner de 1969 (que, oigan, opino que es una actitud que debería estar tipificada en el Código Penal) hasta aquel aficionado a los relojes vintage populares que le pone un altar, limpia y engrasa compulsivamente y protege con detectores de movimiento, rayos infrarrojos y alarmas silenciosas un Certina Certidate de 35 euros porque está en estado casi NOS. Que no, ni lo uno ni lo otro, ni tanto ni tan poco; entre medio hay muchas zonas de confort más razonables y vamos a dar algunas pistas para que cada uno pueda ejercer su responsabilidad de encontrarlas y moverse dentro de las que mejor se adapten a su carácter, personalidad, presupuesto o voluntad de dedicación.
Empecemos por abajo. Entendiendo por abajo el valor económico de mercado. Los relojes vintage de la gama que actualmente se ha dado en conocer como ‘relojes asequibles’ (affordable watches) son un campo por re-descubrir y pueden proporcionar un enorme placer. Es una franja de precios reducidos y facilidad de adquisición, ya que normalmente la producción fue alta en su día, y se pueden encontrar grandes relojes, con movimientos mecánicos de una altura técnica e innovadora suficiente como para formar parte de la historia de la evolución relojera. En este segmento encontraríamos piezas bien conocidas, automáticos o manuales, como los diferentes modelos de Cyma Cymaflex, los Certina Certidate, muchos Longines o las quasi-infinitas encarnaciones Genève de Omega, pero también montones de relojes de marcas menores pero de apariencia clásica y estética elegante que, en buen estado, prestigian cualquier colección.
No hay que olvidar que durante la época gloriosa de la relojería mecánica popular (de 1945 a 1978, más o menos), infinidad de empresas relojeras en diversos países adquirían maquinarias a fabricantes suizos y los ensamblaban bajo diversas marcas, marcando la esfera, existiendo a menudo muy poca diferencia de calidad -si es que existía alguna- con relojes de marcas más conocidas. Por eso mismo, cualquier aficionado a los relojes clásicos –los que se llamaban “de vestir”, dress watches– puede, con una dedicación no excesiva y un presupuesto muy ajustado, construir una magnífica colección a base de, por citar algunas marcas, Radar, Cauny, Radiant, Royce, Dogma, Duward, Potens, Helvetia, Rodania, Helsa y tantas otras.
Incluso (y no voy a dar pistas aquí ya que parte del placer de coleccionar relojes lo da el descubrimiento) con un poco de esfuerzo investigador se pueden encontrar unas cuantas marcas que habiendo sido grandes, prestigiosas e innovadoras en su momento, hoy son muy poco conocidas entre los aficionados y sus piezas tienen aún precios muy asequibles, que me temo no duraran demasiados años.
En este punto del texto puedo imaginar a más de un lector pensando aquello de: “ufff, vale, no sé, es que los relojes clásicos son para viejos y los dorados para aficionados asiáticos…”
Bien, dejemos de lado por un momento que en la contemporaneidad fashionista e influencer está de moda el reloj dorado y la estética retro y partamos de la hipótesis de que ese prejuicio fuera correcto. Pues tampoco pasa nada: muchas de esas marcas y otras se especializaron en relojes de carácter más deportivo e igualmente asequible. Thermidor, Seiko, Dugena, Yema… el mundo e Internet (que son cosas diferentes) están llenos de relojes deportivos de impactante apariencia, suficiente calidad técnico-mecánica y muy contenido precio. No hay excusa estética válida para no usar relojes vintage.
Y lo mejor de todo… todos esos relojes son aptos para uso diario. Todos.
Por supuesto, hará falta que estén completos y en condiciones y mucho mejor si la caja es de acero, pero a partir de ahí, con una económica revisión en relojero capacitado pueden funcionar muchos años. Y sin miedo a golpes o rayadas, que los plexis de sustitución son también baratos.
Puedo entender que, a partir de aquí, ascendiendo en la escala de valor económico, prestigio histórico de la marca o rareza de la pieza, cueste un poco más sacarlos a pasear. Yo no voy a recomendar que nadie vaya a hacer barranquismo con un reloj de 1958, por supuesto, pero a la vez no deberíamos olvidar que a diferencia de la actualidad en esa época los relojes estaban diseñados y construidos más como herramientas de trabajo o información práctica que como complementos estéticos. Y, por ello, estaban preparados, dentro de las limitaciones de las capacidades técnicas y materiales de entonces, para soportar pruebas mucho más duras que aquellas a las que podemos someterlos en la cotidianeidad de nuestra acomodada sociedad occidental del siglo XXI. ¿Alguien cree que un Omega Speedmaster Mark III, con esa ostentación de derroche de acero que es su caja, va a sufrir mucho en mañanas de oficina? ¿O que un Roamer Stingray va a acusar el ir a recoger a los niños al colegio cada día? Pues no, por supuesto. Así que adelante, sacad de casa y lucid esos vintages.
Lógicamente, no hay que perder de vista otros condicionantes. En colecciones o piezas de alto nivel, ya sea económico o de rareza del reloj, hay que prever la posibilidad de pérdida por infortunio, olvido o, desgraciadamente hoy en día, también robo. Esa es otra cuestión, más vinculada al sentido común que a la inconveniencia del reloj para ser usado, pero efectivamente hay que tenerla en cuenta. Yo no tengo, ni tendré, un Patek Philippe Nautilus vintage, ni siquiera un Calatrava. Pero si los tuviera desde luego no me los pondría para la cena de Navidad de la empresa o para el día que quedas con aquellos amigos fiesteros que hace tiempo que no ves. Lo dicho: sentido común.
Ahora que hemos visto que sí, contra lo que opinan algunos, que los relojes antiguos se pueden usar tranquilamente y a diario, nos queda acercarnos al otro punto de vista, el del coleccionista-coleccionista.
Personalmente, sólo tengo un reloj contemporáneo y porque me lo regalaron por una ocasión especial. Así que uso relojes vintage casi a diario. Pero no voy a negar tampoco que mi corazoncito vintagero entiende y comparte igualmente ese prisma más posesivo-contemplativo de muchos coleccionistas: varias de mis piezas las disfruto mucho más mirándolas y sabiendo que están ahí, a menudo cómodamente dormidas en su propia cajita original, que usándolas. No hay de qué avergonzarse; soy consciente de que algunas de las que más me gustan no las volveré a conseguir en mi vida si les pasa algo y tamizo pues con ese filtro de prudencia mi convencimiento de que los relojes vintage se pueden y deben usar.
El gen coleccionista está presente en muchas personas, no sólo en el ámbito relojero. Proporciona “orgullo y satisfacción” la labor de rastreo, acecho, adquisición (cuando se dejan) y documentación de piezas incluidas dentro de unos criterios concretos y determinados, que pueden ser amplísimos. Hay quien colecciona por marcas, quien colecciona por complicaciones o funciones (cronos, alarmas, divers…), quien colecciona por las maquinarias (sé de varios coleccionistas de cronógrafos con Valjoux 72, por ejemplo), quien colecciona por su mero criterio estético y hasta hay quien colecciona con voluntad o perspectiva de inversión futura (lo cual por cierto puede derivar en enormes y dolorosas frustraciones, como analizaremos otro día si Watches83 me dejan seguir escribiendo aquí después de esto).
El coleccionismo de relojes, en fin, en el sentido de mirarlos y no tocarlos es una opción perfectamente legítima y disfrutable, pero es una elección personal. Es decir, no es que haya que coleccionarlos así porque no se puedan usar, sino porque se prefiere conscientemente.
No creo que merezca la pena introducirse en aspectos del coleccionismo de alta relojería vintage. Es otro mundo, muy alejado del bolsillo del aficionado medio y con reglas propias. Además, quien esté leyendo este blog normalmente será por estar interesado en la relojería antigua y por ello ya estará al tanto de los criterios más habituales del coleccionismo relojero en las gamas medias y altas. Pero sí me gustaría llamar la atención sobre un segmento a veces algo olvidado o tenido en modesta consideración: el coleccionismo de lo que hemos llamado antes relojes asequibles.
Como hemos visto al principio, la propia naturaleza y características de estos relojes los hacen aptos para el uso diario por aficionados que, sin más exigencias, quieren disfrutar del placer de la estética retro de los mismos. Pero… ¿los convierte eso en piezas menores, únicamente en relojes baratos destinados a saciar una necesidad estética retro, llamar la atención en un evento social o ser el más modernito en una reunión de hipsters?
No. También son un enorme, amplio y agradecidísimo campo de colección potencial.
Como ejemplos no exhaustivos, y sin salirnos de esta gama asequible, se pueden construir excelentes y amplísimas colecciones vintage, muchas de ellas con el disfrute añadido de permitir cierta investigación histórica, de:
Así que, en resumen, debería quedar claro que los relojes vintage sirven tanto para usarlos como para mirarlos, y en ambos casos suministran satisfacción. El único truco imprescindible es adaptarlos a las propias opiniones, para estar satisfecho con el trato que se les dé.
Considero –si se me permite un consejo derivado de la experiencia personal- que la elección que se haga sobre la aproximación individual a la relojería vintage hay que meditarla profunda y largamente, con el objetivo de modificarla lo menos posible en el futuro y evitar el recurrente y frustrante “por reorientación de la colección…” que abre tantos y tantos anuncios de venta de relojes. Aunque bien pensado, es frustrante solo para el vendedor: si nadie reorientara colecciones habría menos relojes en circulación… Bueno, no sé, en este punto que cada uno concluya según vea.
Pero sí que insisto en que como usuario o coleccionista es muy importante tenerlo todo claro. Porque si se opta por ejemplo por una colección asequible y un día de repente te sorprendes pensando algo así como “con lo que me han costado mis treinta y nueve Duward podría tener un Omega Constellation Pie Pan de oro en estado impecable” no te resistas, esa colección está muerta. En serio. No saldrás de ese agujero. Esa carcoma no tiene tratamiento. Reorienta.
Por eso reitero, a riesgo de ser cansino, que antes de decidir coleccionar -con el criterio que sea- o adquirir relojes vintage solo para usar hay que tener muy muy claro lo que se quiere poseer, lo que se puede cada uno permitir y para qué lo quieres tener.
Es la única forma de evitar desengaños y gozar con plenitud de unos relojes que, por si no os habéis dado cuenta, son mucho más bonitos y evocadores que cualquier engendro plástico de esos con módulo chino a pilas. Y sí, puede que tengan una variación en la precisión de uno o dos minutos al día, pero, en la actualidad… ¿quién necesita un reloj para saber la hora? Son otra cosa, un símbolo de distinción y buen gusto. Disfrutadlos.
7 Comments
Muy buen artículo con acertadas reflexiones, como bien dices, los relojes vintage hay que usarlos adecuadamente y además es bueno que tengan cierto uso; si bien las divisiones que haces, motivadas generalmente en el plano económico son acertadas(para el público en general), no hay que olvidar que en ciertos ámbitos del coleccionismo, hay piezas poco valoradas económicamente pero que sin embargo para el coleccionista en particular pueden resultar su tesoro más preciado. idém con piezas, que por la falta de fornitura y «estatus» delicado, por así decirlo, quedan relegadas en la vitrina..(relojes led o lcd de los 70) donde hacer un cambio de pila sin un voltímetro a mano resulta especialmente delicado o los electromecánicos de los que en mi caso (soviéticos) sólo conozco una persona el todo el mundo capaz de repararlos( intento hacer yo mismo el mantenimiento de los mismos) Con los relojes mecánicos pasa exactamente lo mismo, si deseas ser «coleccionista» debes tener en cuenta siempre que deberás gastarte una buena suma en el mantenimiento de tu colección, pues no hay nada mejor que ver un reloj «operativo» y aquí es donde encuentras problemas para dar con ese relojero «de económico mantenimiento» que se atreva a dárselos… En muchas ocasiones resulta un gran handicap.
Otro aspecto a tener en cuenta, es tu estilo de vida; en mi caso con una pequeña colección de relojes vintages que supera ampliamente el centenar, trabajando de jardinero, no es muy buena idea el usarlos, cosa que te quita muchas horas del disfrute de los mismos… disfrute que por otra parte, suelo «complementar»dando un uso muy esporádico de los mismos, investigando, escribiendo y en definitiva divulgando su historia. Amén del placer personal de poseerlos.
Pero, si en definitiva me ha gustado mucho tu artículo. Muchas gracias Luis
Hola, Miguel. Ante todo gracias a tí por leerlo y por tomarte la molestia de hacer una reflexión como la que has hecho. En efecto, mi relación no pretendía ser exhaustiva, ya que el coleccionismo puede orientarse a múltiples aspectos, desde los más detallistas y minoritarios hasta gente que he conocido que coleccionan relojes con esferas azules, así sin más. Es una de las grandezas de esta afición. Mi intención era ser generalista, dar algunos ejemplos que mostraran a la gente que quiera iniciarse que no hace falta ser un experto para empezar ni hace falta tener un Aquastar Deepstar, un Moonwatch o un Benrus Sky Chief para que una colección vintage sea interesante, sino que es una afición al alcance de todo aquel dispuesto a disfrutarla.
Sobre el tema del relojero, tienes parte de razón; efectivamente, una revisión a un reloj en funcionamiento con un movimiento solo hora estandar es económico… pero no en todas las ciudades o cerca se encuentra un profesional capacitado o con ganas de hacerlo. Es uno de los peajes a pagar si no vives en grandes ciudades.Y, por supuesto, cuanto más complicado, específico o poco habitual es el movimiento, más costoso resulta solucionarlo, tanto económica como técnicamente.
Gracias de nuevo por la interesante aportación
Hola Miguel. Llevo varios años tratando de documentarme sobre el cronodato. Creo que has hecho un buena recopilación de la poca información que se dispone. Y una gran exposición, dándole a este reloj la relevancia que se merece. Muchas gracias.
Por herencia tengo uno en mi poder y sin miedo a equivocarme puedo decir que es el mi bien material más preciado. Me llena de satisfacción el poder lucirlo.
Hace un par de años decidí restaurarlo debido al estado lamentable que lo recibí. Esfera pulido de caja y una especie de muelle circular. No se si me equivoque al hacerlo pero el resultado me gusto Un saludo
Buenos días señor González.
Lo felicito. Escribe muy bien.
Sobre los conceptos vertidos: en algunos coincido, en otros no.
Pero lo importante es que su corpus de ideas con respecto a los relojes vintage asequibles es el común denominador de muchas colejuntaciones y sus dueños.
De los errores se aprende, a veces.
He visto a lo largo de los años muchos aficionados que reorientaron sus cajas no una, sino varias veces.
Yo misma tengo una colejuntación de relojes no coleccionables.
saludos
Un aporte muy interesante. Gracias por la ilustración. Un cordial saludo.
Muy buenas, un artículo muy bueno e interesante. Como bien dices no es ni negro ni blanco, yo personalmente prefiero lucirlos usándolos eventualmente, pero siempre cuidándolos muy bien. Un saludo.
Hola a todos. Acabo de conocer esta web y me ha agradado. Os felicito por la excelente edicion. Quiero preguntar si conocen algun sitio interesante para comprar relojes de alta gama.